martes, 28 de mayo de 2013

Ver o juzgar
Siguen los días maravilosos!
Hoy martes realmente hizo calor.
Es la mejor época en esta zona.
Aproveché para avanzar en la pirca,
asi pronto podré levantar las paredes de adobe,
una ventana e ir cerrando dos paredes
y transformar el comedor exterior en un espacio
donde tirarse a leer, descansar y disfrutar el atardecer
sobre todo en invierno, que cae el sol justo allí!
Los atardeceres tienen esa luz tan especial.
todo se vuelve mágico.
Las cosas se transforman, como la vida misma,
ante nuestra mirada extasiada.
Las flores reavivan sus colores
disfruando los últimos rayos.
La noche de luna se avecina y bajará la temperatura.
El tiempo se hace eterno aquí, como si nada pasara,
como si el mundo se hubiera detenido,
y viviera eternamente este presente.
Sin apego, sin premura, sin nostalgia, sin pasado.
Todo un eterno presente que transcurre y a la vez
nada se mueve, todo está en silencio y en paz.

Les comparto un párrafo del Curso de Milagros que dice: “¿Como podrías estimar la valía de aquel que te ofrece paz? ¿Qué otra cosa podrías desear, salvo lo que te ofrece? Su valía fue establecida por su Padre, y tú te volverás consciente de ella cuando recibas el regalo que tu Padre te hace a través de él. Lo que se encuentra en él brillará con tal fulgor en tu agradecida visión, que simplemente lo amarás y te regocijarás. No se te ocurrirá juzgarlo, pues, ¿quién puede ver la faz de Cristo y aún así insistir en que juzgar tiene sentido? Pues esa insistencia es propia de aquellos que no ven. Puedes elegir ver o juzgar, pero nunca ambas cosas.  

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